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Iglesia Parroquial de Santa María de Gracia (s. XVI-XVIII)

Templo renacentista cuya construcción se inició en el siglo XVI para prolongarse hasta el XVIII, tras sufrir los terremotos de 1636 y 1755. Es uno de los más bellos templos de la provincia, contando entre sus artífices con Hernán Ruiz II, el arquitecto mayor de la Catedral Hispalense. Su planta es de cruz griega y la portada principal pertenece ya al barroco, como su Retablo Mayor. Está dedicada a la advocación de Santa María de Gracia, elegante imagen que tallara Pablo Legote, autor también del impresionante trabajo de los lienzos del retablo mayor. Las canteras de Espera aportaron la piedra para las iglesias parroquiales de Arcos de la Frontera, muchas más poblaciones y el templo parroquial que levantaron los espereños a principios del XVI.

En 1562 visitaba las obras el arquitecto Hernán Ruiz II y, en 1586, continuaban las tareas de la construcción que parece habían terminado en 1610, a falta de pequeños detalles. Hasta el año 1628 figuraba con el nombre de Santa María de la Victoria, para pasar, en 1633, a denominarse de Santa María de Gracia. Para esta parroquia trabajaron el arquitecto Diego López Bueno, el maestro bordador Marcos Maestre y el artista Pablo Legote, autor del retablo mayor, que se encargaba, en 15 de enero de 1629, para sustituir a otro anterior que no llegó a dorarse.

Está compuesto el retablo por grandes lienzos que representan La Anunciación, La Presentación, La Visitación, La Transfiguración, La Epifanía y La Adoración de los Pastores. El terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755) causó grandes daños en esta iglesia, hasta el punto de tener que desmontar el retablo mayor para volver a encajar las piedras que cubren el ábside. Aunque la obra realizada en aquel tiempo fue grandiosa, faltas en el terreno y las consecuencias del movimiento sísmico hicieron que el edificio siguiese presentando ruina. Definitivamente, en 1963 se abría al culto después de muchos años cerrado. También es interesante la antigua talla del Santo Cristo de la Antigua (siglo XVI), que se venera en la ermita del castillo.